1 septiembre 2016. Jueves de la XXII semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

El Evangelio de hoy comienza diciendo que la gente se agolpaba alrededor de Jesús para escuchar la Palabra de Dios. Hermosa composición de lugar para iniciar nuestra oración: nos acercamos a Jesús para escuchar su Palabra. Y es tanto el gentío que se sube a una barca en la orilla del lago de Genesaret. Es la barca de Simón que será Pedro, con lo que ya se está anunciando que la “barca de Pedro”, la Iglesia, es la cátedra de Jesús, el lugar desde el que anuncia su Palabra… El milagro de la pesca milagrosa nos muestra a Jesús como Señor de la Creación, que obedece a su Palabra.
El viento, la tormenta, las aguas y cuanto bulle en ellas son suyos: “Del Señor es la tierra y cuanto la llena”, rezamos con el salmo responsorial. Cuando estuve en Tierra Santa saqué esta foto en el momento de amanecer sobre el lago en que sucedió el hecho que nos transmite el evangelio de hoy. El mar de Galilea es un lugar de gran belleza natural.
Contemplando a Jesús, el Verbo encarnado, como centro de la Creación, meditamos hoy en la Jornada de oración por el cuidado de la creación, instituida por el Papa Francisco el año pasado. Las palabras de san Pablo en la 1ª lectura nos invitan a considerar que “todo es vuestro: … el mundo, la vida, la muerte, lo presente, lo futuro. Todo es vuestro, vosotros de Cristo, y Cristo de Dios”. Dios ha puesto en nuestras manos la creación, pero no para que seamos sus dueños, sino sus custodios:
“No somos Dios. La tierra nos precede y nos ha sido dada… Cada comunidad puede tomar de la bondad de la tierra lo que necesita para su supervivencia, pero también tiene el deber de protegerla y de garantizar la continuidad de su fertilidad para las generaciones futuras. Porque, en definitiva, «la tierra es del Señor » (Sal 24,1), a él pertenece « la tierra y cuanto hay en ella » (Dt10,14). Por eso, Dios niega toda pretensión de propiedad absoluta” (Laudato si’ 67).
Hoy nuestra oración, en sintonía con el mensaje que Jesús nos dirige desde la “barca de Pedro”, ha de ser un dar gracias a Dios por la maravillosa obra que él ha confiado a nuestro cuidado. Nuestra vocación, insiste el Papa, es ser custodios de la creación. Hoy también hemos de pedir a Dios “su ayuda para la protección de la creación y su misericordia por los pecados cometidos contra el mundo en el que vivimos” (Carta del Papa convocando a la Jornada). Nos sentimos unidos a la Iglesia ortodoxa, de quien proviene esta iniciativa, por lo que es una “ocasión para testimoniar nuestra creciente comunión con los hermanos ortodoxos”.
Oramos a la Trinidad, con palabras de la Encíclica Laudato sí:
Te alabamos, Padre, con todas tus criaturas, que salieron de tu mano poderosa.
Son tuyas, y están llenas de tu presencia y de tu ternura. Alabado seas.
Hijo de Dios, Jesús, por ti fueron creadas todas las cosas.
Te formaste en el seno materno de María, te hiciste parte de esta tierra,
y miraste este mundo con ojos humanos.
Hoy estás vivo en cada criatura con tu gloria de resucitado.
Alabado seas.

Espíritu Santo, que con tu luz orientas este mundo hacia el amor del Padre
y acompañas el gemido de la creación,
tú vives también en nuestros corazones para impulsarnos al bien.
Alabado seas.

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