10 septiembre 2016. Sábado de la XXIII semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Empezamos nuestra oración invocando al Espíritu Santo: “Ven Espíritu Divino e infunde en nuestros corazones el fuego de tu amor”.
Hoy quiero proponerte, a la luz de las lecturas de este día, que medites sobre la coherencia en tu vida y como fundamento de todo esto, en tu relación con Dios. En especial, en el tema de la Eucaristía. A lo mejor para ti no es sacrificio el acudir a Misa, pero puede que sí. Si es así, pregúntate ¿Por qué me resulta un sacrifico enorme ir a Misa? Sobre todo entre semana. ¿Por qué me cuesta tanto?, ¿no debería ser una alegría muy grande ir a ver a Aquel que es tu gran Amigo?. En la Eucaristía, Él se ofrece como víctima porque te ama con locura. A lo mejor es que de verdad no tienes tiempo ya que tienes ocupaciones que las ha querido el Señor para ti, por ejemplo, cuidar de tu familia, tu trabajo. No te preocupes, sabes que estás donde el Señor te pide y eso ya es un sacrificio ofrecido con amor a Él y Él te ha puesto ahí y por lo tanto lo comprende. Por eso, si es así, dedícate a lo que Dios te ha encomendado con esmero, que eso a Dios le encanta.
Como dice salmo, te ofreceré Señor un sacrificio de alabanza, acude siempre que puedas a alabar y adorar a Dios en la Eucaristía. Allí te unes a toda la Iglesia en un mismo cuerpo, que es Cristo.
En el Evangelio, el Señor nos habla, de la coherencia de vida. Estamos empezando el curso. Sabemos que es difícil ser coherente siempre, flojeamos, somos débiles y nos dejamos vencer por nuestros instintos. Sería muy bonito si hoy en este rato de oración le ofrecieses al Señor, al principio este curso, y para todo el año, el compromiso de la perseverancia. Así construirás tu casa sobre roca y no sobre tierra. ¡¡Siempre firmes en el Señor!!

Le Pedimos a nuestra Madre, la Virgen María, que nos enseñe a ser coherentes con nuestra fe y que nos consiga del Señor el don de la perseverancia en su Amor.

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