24septiembre 2016. Sábado de la XXV semana de T.O. – Nª Señora de la Merced – Puntos de oración

Mañana sábado celebramos la última de las fiestas marianas de nuestra Campaña de la Visitación, Nuestra Señora de la Merced, llamada también: Nuestra Señora de la Misericordia. Se podría decir que celebraremos la Fiesta de la Patrona del Año Jubilar en el que estamos inmersos. Es un buen momento para entrar en presencia de la Madre de la Misericordia y darle gracias por todos los beneficios que, a través de Ella, el Señor está derramando en nosotros y en toda la Iglesia en lo que va de este tiempo de gracia.
Las lecturas que nos ofrece la liturgia en este día nos interpelan de tal forma que nos hacen elevar la mirada hacía el fin último de nuestra vida, para recordarnos de que somos peregrinos en esta tierra, que nada es eterno…  sólo Dios, que nuestra vida pasa y que debemos vivirla con intensidad, haciendo el mayor bien al mayor número.
El libro de Eclesiastés o Qohélet nos sorprende siempre con la belleza y la profundidad de sus poemas, cargados de sensatez y sabiduría, no por nada atribuyen su autoría al rey Salomón. La juventud es la etapa de la vida donde se forjan los grandes ideales, donde nace en el corazón un impulso interior para darlo todo, y es esa la imagen que utiliza el autor del texto para darnos una enseñanza: “Disfruta mientras eres muchacho y pásalo bien en la juventud; déjate llevar del corazón, de lo que atrae a los ojos; pero a sabiendas que Dios te llevará a juicio para dar cuenta de todo”… en la vida de fe, el amor de Dios nos mantiene siempre jóvenes en el Espíritu. Podrías preguntarte en este rato de oración, ¿Siento esa vitalidad juvenil en mi vida? ¿Cómo esta ese ímpetu de mis años de juventud?, o si soy joven en edad ¿Vivo con intensidad mi juventud, haciendo que otros se beneficien de ella?, o ¿Vivo mi juventud egoístamente?... El Amor que nos hace siempre jóvenes nos invita a disfrutar positivamente de la vida, a dejarnos llevar por nuestro corazón “misericordiado” (Como diría el Papa Francisco) y a dejarnos atraer por la belleza de la creación… “Acuérdate de tu Hacedor durante tu juventud, antes de que lleguen los días aciagos y alcances los años en que dirás: «No les saco gusto.» Antes de que se oscurezca la luz del sol, la luna y las estrellas, y a la lluvia siga el nublado”… Y AHORA es el tiempo propicio, en el amanecer de tu vida, con juventud renovada, para poner a Dios en el centro de todo, antes de dejar este mundo y llegar al encuentro definitivo con Él. Porque la vida del hombre es “como hierba que se renueva: que florece y se renueva por la mañana, y por la tarde la siegan y se seca…” sería de mucho provecho profundizar en esas palabras que nos propone el salmo 89 y tomar conciencia de que estamos en las manos misericordiosas del Padre, que vivimos por pura providencia.
Pero muchas veces nos pasa como a los discípulos de Jesús en el Evangelio: nos deslumbra el éxito, nos atraen las modas, nos esforzamos por el “bien-estar” de una vida acomodada, y cuando menos lo pensamos, ya nos hemos instalado de tal forma que pareciera esperamos tener morada eterna aquí en la tierra. Entonces es cuando viene Jesús y nos dice: “Meteos bien esto en la cabeza: al Hijo del hombre lo van a entregar en manos de los hombres”, es decir, “Todo esto se acaba”. Pero no logramos entenderle, nos parecen oscuras sus palabras y nos da miedo enterarnos. Para “meterme bien esto en la cabeza” la petición salmo es precisa: Señor, Enséñanos a calcular nuestros años, para que adquiramos un corazón sensato”.

Al terminar la oración volvamos con el corazón nuevamente a la Madre, pidámosla nos conceda caminar desprendidos de la vanidad del mundo y nos haga vivir con intensidad la recta final de su Campaña.

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