6 octubre 2016. Jueves de la XXVII semana de Tiempo Ordinario – San Bruno – Puntos de oración

Nos ponemos delante del Señor para dejarnos querer. Amar y sabernos amados, esa debería ser nuestra oración. Como en cualquier relación nunca hay que dar las cosas por hechas, siempre son nuevas y valiosas. Ojalá nunca nos acostumbremos a que todo un Dios nos espera para estar con nosotros y sepamos sorprendernos cada día de los milagros diarios que nos regala.
También, de vez en cuando toca revisar cómo llevamos nuestra relación y hoy el Señor en la primera lectura nos plantea algunas preguntas con miga. ¿Respondes a la ley o respondes a la fe?, lo cual me sugiere: ¿Acudes a la oración como deber cristiano o porque necesitas esa relación con Dios? Da igual si es con la eucaristía, balances, rosario... cada uno los momentos que tenga específicos.
Quizás la mejor manera de ver nuestro propio interés sea pensar en cómo preparamos esos momentos, cuando algo nos importa mucho le dedicamos mucho tiempo de preparación. ¿Preparamos los momentos de relación con Dios?
En cualquier comparación que hagamos hasta el más santo del mundo va a salir perdiendo con Dios, siempre nos quiere más, es imposible corresponder  mínimamente a su Amor. Quizás por eso en el Evangelio nos insiste en que le pidamos. En esto solemos ser buenos, pedir se nos da bien. Pero ¿pensamos realmente en qué es lo que necesitamos para pedírselo?
Nosotros no podemos pero Él sí, vamos a pedirle en el día de hoy que nos ayude a quererle, a cuidarle y colocarle en el sitio que merece en nuestra vida.

Acudamos a la Madre, desde su corazón, con la confianza de un niño, pidámosla que nos ayude a querer a su hijo. Si en vez de nosotros es ella quién se lo pide, el Señor no puede decirle que no. Tenemos un tesoro en María para que nos lleve a Jesús.

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