1/5/2013, San José obrero

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (15, 1-6)

En aquellos días, unos que bajaron de Judea se pusieron a enseñar a los hermanos que, si no se circuncidaban conforme a la tradición de Moisés, no podían salvarse. Esto provocó un altercado y una violenta discusión con Pablo y Bernabé; y se decidió que Pablo, Bernabé y algunos más subieran a Jerusalén a consultar a los apóstoles y presbíteros sobre la controversia. La Iglesia los proveyó para el viaje; atravesaron Fenicia y Samaria, contando a los hermanos cómo se convertían los gentiles y alegrándolos mucho con la noticia. Al llegar a Jerusalén, la Iglesia, los apóstoles y los presbíteros los recibieron muy bien; ellos contaron lo que Dios había hecho con ellos. Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían abrazado la fe, intervinieron, diciendo: -«Hay que circuncidarlos y exigirles que guarden la ley de Moisés.» Los apóstoles y los presbíteros se reunieron a examinar el asunto.

Salmo responsorial (Sal 121, 1-2. 4-5)
R. Vamos alegres a la casa del Señor.

¡Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén. R.

Allá suben las tribus, las tribus del Señor, según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia, en el palacio de David. R.

Lectura del santo evangelio según san Juan (15, 1-8)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Corno el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, corno el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos.»

1 mayo 2013. San José obrero – Puntos de oración

Hoy es san José obrero. Un día para examinar nuestra espiritualidad del trabajo. El hombre a la vez que hace cosas se hace a sí mismo; así nos ha hecho Dios. El evangelio eleva el trabajo a la más alta dignidad, hace de él camino del cielo. Trabajando según la voluntad de Dios caminamos hacia el cielo y arrastramos a nuestros hermanos y la creación entera hacia Dios. Y es que el mismo Dios hecho hombre trabajó la mayor parte de su vida temporal y en su trabajo no soñaba la redención del mundo sino que la estaba realizando. Nos trasladamos, pues, a Nazaret, donde san José tuvo su taller, realizó su trabajo y enseñó su oficio al Verbo eterno de Dios “por quien fueron hechas todas las cosas”; allí aprendemos la humilde lección del trabajo humano.

En Nazaret encontramos también a María con su vida ordinaria que enamoraba a santa Teresa del Niño Jesús: su trabajo, su atención a José y Jesús, su vida de fe. En este mes de mayo acojámonos a su cuidado maternal (ahí tienes a tu hijo-ahí tienes a tu madre) y sepamos vivir la verdadera devoción a la Virgen María, la que enseñó san Luis María Griñon de Montfort, desarrollo de la vida bautismal.

El evangelio nos invita a permanecer en Jesús, a que sus palabras permanezcan en nosotros y demos el fruto que Dios quiere. La obra que Dios quiere de nosotros es como de María que creamos en Jesús, que realicemos la peregrinación de la fe con ella.

San José esposo de la Virgen, trabajador incansable, ruega por nosotros.

30/4/2013, Martes de la quinta semana de Pascua

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (14, 19-28)

En aquellos días, llegaron unos judíos de Antioquía y de Iconio y se ganaron a la gente; apedrearon a Pablo y lo arrastraron fuera de la ciudad, dejándolo por muerto. Entonces lo rodearon los discípulos; él se levantó y volvió a la ciudad. Al día siguiente, salió con Bernabé para Derbe; después de predicar el Evangelio en aquella ciudad y de ganar bastantes discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquia, animando a los discípulos y exhortándolos a perseverar en la fe, diciéndoles que hay que pasar mucho para entrar en el reino de Dios. En cada Iglesia designaban presbíteros, oraban, ayunaban y los encomendaban al Señor, en quien habían creído. Atravesaron Pisidia y llegaron a Panfilia. Predicaron en Perge, bajaron a Atalía y allí se embarcaron para Antioquia, de donde los habían enviado, con la gracia de Dios, a la misión que acababan de cumplir. Al llegar, reunieron a la Iglesia, les contaron lo que Dios había hecho por medio de ellos y cómo había abierto a los gentiles la puerta de la fe. Se quedaron allí bastante tiempo con los discípulos.

Salmo responsorial (Sal 144, 10-11. 12-13ab. 21)
R. Que tus fieles, Señor, proclamen la gloria de tu reinado.

Que todas tus criaturas te den gracias, Señor, que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado, que hablen de tus hazañas. R.

Explicando tus hazañas a los hombres, la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo, tu gobierno va de edad en edad. R.

Pronuncie mi boca la alabanza del Señor,
todo viviente bendiga su santo nombre por siempre jamás. R.

Lectura del santo evangelio según san Juan (14, 27-31a)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: "Me voy y vuelvo a vuestro lado." Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, sigáis creyendo. Ya no hablaré mucho con vosotros, pues se acerca el Príncipe del mundo; no es que él tenga poder sobre mí, pero es necesario que el mundo comprenda que yo amo al Padre, y que lo que el Padre me manda yo lo hago.»

30 abril 2013. Martes de la quinta semana de Pascua – Puntos de oración

La primera lectura nos deja perplejos ante la desbordante acción apostólica de los apóstoles. A su lado uno se siente un pigmeo, un bloque de hielo. Qué fuerza y que pasión la de estos primeros anunciadores del evangelio. Causarían asombro antes las gentes pues sus miradas estarían  llenas de luz, predicaban con la palabra pero sospecho que más con sus propias vidas.

Hoy el mundo espera apóstoles así, quizá con vaqueros, con corbata o con un pendiente o un tatuaje, pero con esa ilusión en sus vidas que nace del encuentro personal con Cristo. Que cada día busquemos ese rato de intimidad a solas con El, para escuchar en lo íntimo del corazón: “me voy y vuelvo a vuestro lado”.  Eso Señor, estate a nuestro lado, no nos dejes que somos poquita cosa. Así seremos capaces de trasmitir la vida a los hombres que viven tan lejos de Dios.

29/4/2013, Lunes de la V semana de Pascua – Santa Catalina de Siena


Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (1, 5-2, 2)

Queridos hermanos: Os anunciamos el mensaje que hemos oído a Jesucristo: Dios es luz sin tiniebla alguna. Si decimos que estamos unidos a él, mientras vivimos en las tinieblas, mentimos con palabras y obras. Pero, si vivimos en la luz, lo mismo que él está en la luz, entonces estamos unidos unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos limpia los pecados. Sí decimos que no hemos pecado, nos engañamos y no somos sinceros. Pero, si confesamos nuestros pecados, él, que es fiel y justo, nos perdonará los pecados y nos limpiará de toda injusticia. Si decimos que no hemos pecado, lo hacemos mentiroso y no poseemos su palabra. Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero, si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. Él es víctima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero.

Salmo responsorial (Sal 102, 1-2. 3-4. 8-9. 13-14. 17-18a)
R. Bendice, alma mía, al Señor.

Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios. R.

Él perdona todas tus culpas y cura todas tus enfermedades,
él rescata tu vida de la fosa y te colma de gracia y de ternura. R.

El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia;
no está siempre acusando ni guarda rencor perpetuo. R.

Como un padre siente ternura por sus hijos, siente el Señor ternura por sus fieles;
porque él conoce nuestra masa, se acuerda de que somos barro. R.

Pero la misericordia del Señor dura siempre,
su justicia pasa de hijos a nietos, para los que guardan la alianza. R.

Lectura del santo evangelio según san Mateo (11, 25-30)

En aquel tiempo, exclamó Jesús: -«Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mí yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»

29 abril 2013. Lunes de la V semana de Pascua – Santa Catalina de Siena –Puntos de oración

Celebramos la fiesta de esta Santa y Doctora de la Iglesia, que defendió valientemente los derechos y la libertad del Romano Pontífice, favoreciendo también la renovación de la vida religiosa.

Fue proclamada patrona de Italia, junto con San Francisco de Asís, en 1939, y doctora de la Iglesia en 1970, primera mujer, junto con Santa Teresa de Jesús.

Nos adentramos en la meditación de este día acompañados por esta mano delicada y firme, que vivió una de las épocas más tormentosas de la Iglesia en el siglo XIV, a causa del cisma, de los desórdenes y de las reformas.

La oración colecta de la Misa de este día nos muestra cómo debe ser nuestra unión con Dios:

“Señor Dios, tú que hiciste a Santa Catalina de Siena arder de amor divino en la contemplación de la Pasión de tu Hijo y en su entrega al servicio de la Iglesia; concédenos, por su intercesión, vivir asociados al misterio de Cristo para que podamos llenarnos de la alegría con la manifestación de su gloria”

Arder en amor divino, ese es el objetivo de toda oración bien hecha.

“Dios es luz sin tiniebla alguna”

Es una llamada a vivir en la luz, una luz que alumbra toda nuestra vida. De lo contrario permanecemos en tinieblas, que es el fruto del pecado, según nos enseña San Juan en la primera lectura.

Pero si reconocemos nuestra pobreza, Dios, que es fiel y justo, nos perdonará los pecados, como nos recuerda insistentemente el Papa Francisco: “Dios no se cansa nunca de perdonarnos”

Santa Catalina se consideraba a sí misma pequeña, insignificante. Y aquí nos metemos de lleno en el mensaje del Evangelio. Jesús da gracias al Padre porque ha escondido estas cosas a los sabios y se las ha revelado a la gente sencilla.

Para esta Doctora de la Iglesia, el secreto de su vida mística estaba en la Eucaristía, “alimento del cielo que sustentó también su vida temporal” “Quiero la Sangre en la cual se sacia mi alma”

Ser humildes es la clave de la santidad, a la que todos estamos llamados.

Podemos acabar el rato de oración suplicando a Dios, por intercesión de María, la Virgen humilde y sencilla, que nos conceda esta virtud de ser y sabernos pequeños.

28/4/2013, Domingo de la quinta semana de Pascua (Ciclo C)


Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (14, 21b-27)

En aquellos días, Pablo y Bernabé volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía, animando a los discípulos y exhortándolos a perseverar en la fe, diciéndoles que hay que pasar mucho para entrar en el reino de Dios. En cada Iglesia designaban presbíteros, oraban, ayunaban y los encomendaban al Señor, en quien habían creído. Atravesaron Pisidia y Regaron a Panfilia. Predicaron en Perge, bajaron a Atalía y allí se embarcaron para Antioquía, de donde los habían enviado, con la gracia de Dios, a la misión que acababan de cumplir. Al llegar, reunieron a la Iglesia, les contaron lo que Dios había hecho por medio de ellos y cómo había abierto a los gentiles la puerta de la fe.

Salmo responsorial (Sal 144, 8-9. 10-11. 12-13ab)
R. Bendeciré tu nombre por siempre jamás, Dios mío, mi rey.


El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos, es cariñoso con todas sus criaturas. R.


Que todas tus criaturas te den gracias, Señor, que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado, que hablen de tus hazañas. R.


Explicando tus hazañas a los hombres, la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo, tu gobierno va de edad en edad. R.


Lectura del libro del Apocalipsis (21, 1-5a)

Yo, Juan, vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra han pasado, y el mar ya no existe. Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, enviada por Dios, arreglada como una novia que se adorna para su esposo. Y escuché una voz potente que decía desde el trono: - «Ésta es la morada de Dios con los hombres: acampará entre ellos. Ellos serán su pueblo, y Dios estará con ellos y será su Dios. Enjugará las lágrimas de sus ojos. Ya no habrá muerte, ni luto, ni llanto, ni dolor. Porque el primer mundo ha pasado.» Y el que estaba sentado en el trono dijo: - «Todo lo hago nuevo.»

Lectura del santo evangelio según san Juan (13, 31-33a. 34-35)

Cuando salió Judas del cenáculo, dijo Jesús: - «Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Sí Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará. Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros. Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también entre vosotros. La señal por la que conocerán todos que sois discípulos míos será que os amáis unos a otros.»

28 abril 2013. Domingo de la quinta semana de Pascua (Ciclo C) – Puntos de oración


Comencemos con la oración inicial de la Misa de este Domingo, arranquemos de sí toda rutina, desgana o desaliento. Hay que hacerse violencia. No hay nada peor que ser tacaño con Dios, no dándole los mejores tiempos, intenciones, acciones y operaciones encaminadas en servicio y alabanza de su infinita Majestad:

“…míranos con amor de Padre y haz que cuantos creemos en Cristo, tu Hijo, alcancemos la libertad   verdadera y la herencia eterna.”

¿Qué puede ocurrir si esta mañana de domingo durante la oración nos dejamos mirar? El mirar de Dios es amar dice san Juan  de la  Cruz. Dejarte envolver por su mirada. Nos puede pasar lo que a  Santa Teresa cuando oyó esta canción:
“Véante mis ojos, dulce Jesús bueno,Véante mis ojos, muérame yo luego

Y puestos bajo su mirada, vamos a contemplar dos momentos de las lecturas:

1.- A Pablo y Bernabé de misión por Listra, Iconio y Antioquia “animando a los discípulos y exhortándolos  a perseverar pues hay que pasar mucho para entrar en el  Reino de los Cielos”. Que no es cosa de niñerías nos diría el papa Francisco. Y cómo la gracia de Dios estaba con ellos porque no se daban vueltas, solícitos en la salvación de todos los hombres. Es el mismo programa que el del Papa: caminar, edificar y confesar. Hay que salir de nosotros mismos. Son tantos los que nos están esperando y no tienen a otro que esté a su lado y se lo anuncie que tú, que yo porque no van a venir si no vamos a su encuentro. Es el momento de los laicos desde sus puestos de avanzadilla. Pero todo por Él, en Él y con Él como nos dice el Papa en su programa. Ponerse en marcha, edificar con Cristo y confesar que ha muerto y resucitado para salvarnos, para darnos la libertad verdadera, que solo en Él se encuentra,  como encontraremos la herencia eterna, el Reino de los  Cielos.

2.-Ahora nos fijamos, si hemos recorrido el primer punto y no hemos encontrado lo que buscábamos, en el Evangelio: Judas ha salido del cenáculo. Parece que  era necesario para que nos dejara el testamento del AMOR. Nos fijamos en Jesús, como Él nos ha mirado y purificado, nos atrevemos a levantar la mirada para no perder ni un detalle de lo que nos-me- va a decir: “Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros como yo os he amado-hasta el extremos dirá san Juan n otro lugar-. La señal por la que conocerán que sois discípulos míos, será que os amáis unos a otros.” Si es así, seremos creíbles. ¿Soy creíble con mi vida? ¿Suscito inquietud de conversión? Esto también nos lo decía el papa Francisco: ¿Hoy es creíble la Iglesia? Como nos decía el P. Morales, la Iglesia soy yo. Por estar bautizado, ¿soy creíble?

Miremos a María Ella sí es creíble y puede hacerlo con cada uno de nosotros. Nos están esperando millones de hombres. Santa María, enséñanos a mirarle a dejarnos mirar y seremos esos testigos creíbles.

27/4/2013, Sábado de la cuarta semana de Pascua

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (13, 44-52)

El sábado siguiente, casi toda la ciudad acudió a oír la palabra de Dios. Al ver el gentío, a los judíos les dio mucha envidia y respondían con insultos a las palabras de Pablo. Entonces Pablo y Bernabé dijeron sin contemplaciones: -«Teníamos que anunciaros primero a vosotros la palabra de Dios; pero como la rechazáis y no os consideráis dignos de la vida eterna, sabed que nos dedicamos a los gentiles. Así nos lo ha mandado el Señor: "Yo te haré luz de los gentiles, para que lleves la salvación hasta el extremo de la tierra."» Cuando los gentiles oyeron esto, se alegraron y alababan la palabra del Señor; y los que estaban destinados a la vida eterna creyeron. La palabra del Señor se iba difundiendo por toda la región. Pero los judíos incitaron a las señoras distinguidas y devotas y a los principales de la ciudad, provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé y los expulsaron del territorio. Ellos sacudieron el polvo de los pies, como protesta contra la ciudad, y se fueron a Iconio. Los discípulos quedaron llenos de alegría y de Espíritu Santo.

Salmo responsorial (Sal 97, 1-2ab. 2cd-3ab. 3cd-4)
R. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.

Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas:

su diestra le ha dado la victoria, su santo brazo. R.

El Señor da a conocer su victoria, revela a las naciones su justicia:

se acordó de su misericordia y su fidelidad en favor de la casa de Israel. R.

Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera; gritad, vitoread, tocad. R.

Lectura del santo evangelio según san Juan (14,7-14)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto.» Felipe le dice: - «Señor, muéstranos al Padre y nos basta.» Jesús le replica: -«Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: "Muéstranos al Padre"? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, hace sus obras. Creedme: yo estoy en el Padre, y el Padre en mí. Si no, creed a las obras. Os lo aseguro: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores. Porque yo me voy al Padre; y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré.»

27 abril 2013. Sábado de la cuarta semana de Pascua – Puntos de oración

Nadie, ni aun en los fulgores de la visión beatífica, es capaz de mirar a Dios. Salvo el Verbo. Ya nos lo dijo el apóstol y evangelista Juan en el prólogo de su evangelio: “A Dios nadie le ha visto jamás. Solamente el Hijo Unigénito, que está en el seno del Padre” (Jn 1, 18).

En los esplendores eternos hay silencio. Divino silencio. Sólo se escucha una Palabra tan pletórica de verdad, tan llena de sentido, que es única.

Cruce eterno de miradas. Del Verbo al Padre, y del Padre al Verbo. Pero también mirada humana de Jesús al Padre: en el pesebre de Belén, en el taller de Nazaret, en los caminos polvorientos de Judea.

Más aún, al mirarnos Jesús a nosotros, sus hermanos, no deja de ver al Padre. Y nos enseña a mirar al Padre llamándole así: Padre nuestro. Atrayendo así sobre nosotros la mirada amorosa y complacida de Dios-Padre, y alcanzándonos clemencia, misericordia y perdón.

¡Cómo buscamos al llegado de lejanas tierras, de países ignotos, para que nos hable de ellos! Pues Jesús, que ha bajado de lo alto, es quien puede hablarnos de lo que ha visto, sentido y amado. De los bienes reservados a cuantos, fijos los ojos en Él, han seguido sus huellas.

En los ojos de Jesús está el cielo. En ellos está reproducida la imagen del Padre con rasgos indelebles y precisos. Ojos que atraen con fuerza irresistible la mirada complacida de Dios-Padre. ¿No nos dice hoy Cristo en el evangelio “el que me ha visto a Mí, ha visto al Padre”? Y en ese cruce de miradas del Padre y del Hijo, está cada uno de nosotros. Vamos, pues, a pedir en nuestra oración de mañana: “Madre, que le mire, que me deje mirar”.

Mi vida es un sueño blando.
Sueño de unos ojos bellos.
Ojos que me están mirando
sin poder verlos yo a ellos.

Como un beso sobre mí
siento los ojos de Cristo.
Yo abro siempre los míos
por si logro ver los suyos.
Mas nunca se los he visto.

Por ver tus ojos, ya sé,
que exiges, Señor, la muerte.
Por tus ojos moriré.
Por tus ojos cegaré.
Con mis ojos no veré,
¡para verte!

26/4/2013, Viernes de la cuarta semana de Pascua – San Isidoro

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (2, 1-10)

Yo, hermanos, cuando vine a vosotros a anunciaros el misterio de Dios, no lo hice con sublime elocuencia o sabiduría, pues nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste crucificado. Me presenté a vosotros débil y temblando de miedo; mi palabra y mi predicación no fue con persuasiva sabiduría humana, sino en la manifestación y el poder del Espíritu, para que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios. Hablamos, entre los perfectos, una sabiduría que no es de este mundo ni de los príncipes de este mundo, que quedan desvanecidos, sino que enseñamos una sabiduría divina, misteriosa, escondida, predestinada por Dios antes de los siglos para nuestra gloria. Ninguno de los príncipes de este mundo la ha conocido; pues, si la hubiesen conocido, nunca hubieran crucificado al Señor de la gloria. Sino, como está escrito: «Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el hombre puede pensar lo que Dios ha preparado para los que lo aman.» Y Dios nos lo ha revelado por el Espíritu. El Espíritu lo sondea todo, incluso lo profundo de Dios.

Salmo responsorial (Sal 118, 99-100. 101-102. 103-104)
R. Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero.

Soy más docto que todos mis maestros, porque medito tus preceptos.
Soy más sagaz que los ancianos, porque cumplo tus leyes. R.

Aparto mí pie de toda senda mala, para guardar tu palabra;
no me aparto de tus mandamientos, porque tú me has instruido. R.

¡Qué dulce al paladar tu promesa: más que miel en la boca!
Considero tus decretos, y odio el camino de la mentira. R.

Lectura del santo evangelio según san Mateo (5, 13-16)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo.»

26 abril 2013. Viernes de la cuarta semana de Pascua – San Isidoro – Puntos de oración

Mt 5, 13-16  CICLO C

Al iniciar la oración es conveniente comenzarla con una cierta preparación externa que nos llevará a la actitud interna del conocimiento del Señor, siendo consciente qué es lo que voy hacer y ante quien lo voy hacer.

Para poder cumplir la misión que Jesús nos confía de ser luz del mundo y sal de la tierra no tenemos que caer en la tentación de utilizar los métodos humanos de  eficacia y rentabilidad. La sal es la primera de las imágenes a que apela Jesús para definir la identidad de sus discípulos. La sal es elemento familiar a cualquier cultura, desde siempre se ha empleado para dar sabor a la comida. La sal es un protagonista muy especial en el mundo de la alimentación, pues se disuelve por completo en los alimentos y se pierde en sabor agradable. Su presencia discreta en la comida no se detecta; en cambio su ausencia no puede disimularse. Esa es su condición: actuar desapercibida.

Es una hermosa manera de expresar el cometido del cristiano; ser sal de la tierra, sal humilde, fundida, sabrosa, que actúa desde dentro, que no se nota, pero que es indispensable. Una lección se desprende de aquí: la fe cristiana, es todo lo contrario de un aguafiestas, porque es gozo, no tristeza. Nuestro cometido como bautizados es ser sal y sabor de la vida, ser esperanza y optimismo en medio de este mundo desesperanzado y aburrido, anunciar sin ostentación la riqueza de una vida cristiana interior, fecunda y alentadora para los demás.

Según Jesús el cristiano ha de ser también luz del mundo. El simbolismo de la luz tiene un largo y fecundo itinerario bíblico: desde la primera página del Génesis que describe la creación de la luz por Dios, pasando por la columna de fuego que guía al pueblo judío en su éxodo, pasando por los profetas, hasta llegar a la plena luz de la revelación en Cristo. Él mismo afirmó de sí mismo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida (Jn 5, 12).

¿Cómo puedo hoy luchar para ser sal de la tierra y luz del mundo?

Somos sal y luz, cuando en mi vida cotidiana me olvido de mí mismo, de mi propio interés, de mis ilusiones en beneficio de los que Dios ha puesto en mi camino.

Somos sal y luz cuando no utilizo los métodos del mundo, de dar codazos, poner zancadillas, aunque las den otros; sino que considero que las personas que me rodean son mis hermanos, a los que intento servir, ayudar y comprender.

Terminar la oración con una acción de gracias por la confianza que Jesús resucitado ha puesto en nosotros de hacernos sal de la tierra y luz del mundo y una súplica de que no nos falte nunca su luz y su fuerza.

25/4/2013, San Marcos evangelista

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Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro (5, 5b-14)

Queridos hermanos: Tened sentimientos de humildad unos con otros, porque Dios resiste a los soberbios, pero da su gracia a los humildes. Inclinaos, pues, bajo la mano poderosa de Dios, para que, a su tiempo, os ensalce. Descargad en él todo vuestro agobio, que él se interesa por vosotros. Sed sobrios, estad alerta, que vuestro enemigo, el diablo, como león rugiente, ronda buscando a quién devorar. Resistidle firmes en la fe, sabiendo que vuestros hermanos en el mundo entero pasan por los mismos sufrimientos. Tras un breve padecer, el mismo Dios de toda gracia, que os ha llamado en Cristo a su eterna gloria, os restablecerá, os afianzará, os robustecerá. Suyo es el poder por los siglos. Amén. Os he escrito esta breve carta por mano de Silvano, al que tengo por hermano fiel, para exhortaros y atestiguaros que ésta es la verdadera gracia de Dios. Manteneos en ella. Os saluda la comunidad de Babilonia, y también Marcos, mi hijo. Saludaos entre vosotros con el beso del amor fraterno. Paz a todos vosotros, los cristianos.

Salmo responsorial (Sal 88, 2-3. 6-7. 16-17)
R. Cantaré eternamente tus misericordias, Señor.


Cantaré eternamente las misericordias del Señor,
anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Porque dije: «Tu misericordia es un edificio eterno,
más que el cielo has afianzado tu fidelidad.» R.


El cielo proclama tus maravillas, Señor, y tu fidelidad, en la asamblea de los ángeles.
¿Quién sobre las nubes se compara a Dios?
¿Quién como el Señor entre los seres divinos? R.


Dichoso el pueblo que sabe aclamarte: caminará, oh Señor a la luz de tu rostro;
tu nombre es su gozo cada día, tu justicia es su orgullo. R.


Lectura del santo evangelio según san Marcos (16, 15-20)

En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: -«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos.» Después de hablarles, el Señor Jesús subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos se fueron a pregonar el Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.

25 abril 2013. San Marcos evangelista – Puntos de oración


No olvidamos que la oración es un ejercicio del Espíritu Santo en nosotros, por lo que comenzamos poniéndonos en la presencia de Dios y pidiendo la luz del Espíritu para comprender y saborear la Palabra de Dios.

También pedimos la ayuda de los santos y hoy, de manera especial, de san Marcos, evangelista: Fue discípulo de San Pedro y puso por escrito en su Evangelio la predicación de aquel en Roma. Además, evangelizó y estableció a la Iglesia en Alejandría. Murió mártir aproximadamente en el año 68 en Alejandría y sus reliquias se encuentran en la catedral de Venecia.

“Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación”: Le pedimos a san Marcos que cada uno de nosotros sea también hoy anunciador de la buena noticia del Evangelio, que nuestra palabra y nuestras acciones proclamen que Jesucristo es nuestra luz y nuestra fuerza, que Él vive en nosotros y es nuestra paz.

El Mensaje para la Jornada Mundial de la Juventud en Brasil comenta el mandato misionero del Evangelio de Marcos. Benedicto XVI nos dice estas palabras:

“Jesús envió a sus discípulos en misión con este encargo: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y sea bautizado se salvará» (Mc 16,15-16). Evangelizar significa llevar a los demás la Buena Nueva de la salvación y esta Buena Nueva es una persona: Jesucristo. Cuando le encuentro, cuando descubro hasta qué punto soy amado por Dios y salvado por él, nace en mí no sólo el deseo, sino la necesidad de darlo a conocer a otros”.

“Ellos se fueron a pregonar el Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban”. Jesús no nos deja solos en la misión, Él nos acompaña y manifiesta su presencia con señales. En este rato de oración puedo pensar en cuáles son esos signos: ante todo la alegría que invade el corazón del que evangeliza y del que acoge a Jesucristo; Jesús expulsa los demonios de la tristeza y del desencanto, del sinsentido de la vida y de la cruz.

Un ejemplo: un joven que ha participado en la Semana Santa con la Milicia ha venido “tocado” —decía su padre—: la abulia y pereza que antes le dominaba ha dejado paso a la energía y a la decisión para ser ordenado y cumplir con su deber. Otro ejemplo: una persona a la que han diagnosticado un cáncer da un testimonio de fe y de esperanza poniéndose en manos de Dios y aceptando su voluntad. ¿No es verdad que la fe hace ver las cosas de otra manera? Nos sana del peor de los males: no saber para qué estamos en el mundo. La fe es acoger la buena noticia de que Dios nos ama y quiere que seamos instrumentos de su amor.

Concluyamos nuestra oración con las palabras del salmo: “Cantaré eternamente las misericordias del Señor, anunciaré tu fidelidad por todas las edades… Tu nombre es mi gozo cada día”.

24/4/2013, Miércoles de la cuarta semana de Pascua

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (12, 24-13, 5)

En aquellos días, la palabra de Dios cundía y se propagaba. Cuando cumplieron su misión, Bernabé y Saulo se volvieron de Jerusalén, llevándose con ellos a Juan Marcos. En la Iglesia de Antioquía había profetas y maestros: Bernabé, Simeón, apodado el Moreno, Lucio el Cireneo, Manahén, hermano de leche del virrey Herodes, y Saulo. Un día que ayunaban y daban culto al Señor, dijo el Espíritu Santo: «Apartadme a Bernabé y a Saulo para la misión a que los he llamado.» Volvieron a ayunar y a orar, les impusieron las manos y los despidieron. Con esta misión del Espíritu Santo, bajaron a Seleucia y de allí zarparon para Chipre. Llegados a Salamina, anunciaron la palabra de Dios en las sinagogas de los judíos, llevando como asistente a Juan.

Salmo responsorial (Sal 66, 2-3. 5. 6 y 8)
R. Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.

El Señor tenga piedad nos bendiga, ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos, todos los pueblos tu salvación. R.

Que canten de alegría las naciones, porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud y gobiernas las naciones de la tierra. R.

Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.
Que Dios be día, que le teman hasta los confines de orbe. R.

Lectura del santo evangelio según san Juan (12, 44-50)

En aquel tiempo, Jesús dijo, gritando: - «El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me ha enviado. Y el que me ve a mí ve al que me ha enviado. Yo he venido al mundo como luz, y así, el que cree en mí no quedará en tinieblas. Al que oiga mis palabras y no las cumpla yo no lo juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no acepta mis palabras tiene quien lo juzgue: la palabra que yo he pronunciado, ésa lo juzgará en el último día. Porque yo no he hablado por cuenta mía; el Padre que me envió es quien me ha ordenado lo que he de decir y cómo he de hablar. Y sé que su mandato es vida eterna. Por tanto, lo que yo hablo lo hablo como me ha encargado el Padre.»

24 abril 2013. Miércoles de la cuarta semana de Pascua – Puntos de oración

Jesús nos abre el deseo de alcanzar el Cielo, pero sabemos que no es fácil y que el demonio va a estar luchando para que no sólo no lo alcancemos sino que además nos alejemos lo más posible.

Debemos acudir al Señor mediante tres pasos que nos ayudan a no vacilar en nuestra fe:

  • La oración: intentemos diariamente mantener la relación con Dios; cuando la dejamos de lado somos más débiles y caemos con mayor prontitud y facilidad en el pecado. Contémosle al final del día nuestras alegrías, nuestras tristezas, nuestras actividades y nuestros fallos, lo que nos ayudará a conocernos más a fondo a nosotros mismos y ser más fuertes ante el demonio.
  • Acudamos a los sacramentos de la penitencia y la eucaristía; recordemos que conllevan la fuerza de Jesús vivo y que actúa en nosotros. Deseémoslas y respetémoslas profundizando en el misterio que son.
  • Jesús está vivo también en la palabra que se nos ha escrito: leamos todos los días el evangelio; en el evangelio de cada día, que acostumbra durar un minuto el leerlo, Dios tiene una frase que nos ayudará a caminar durante todo el día con constancia y que renovará nuestra fe. Hay que leerlo lento y conscientes de que nos lo está diciendo el Señor. María, Madre de la esperanza; no nos dejes abandonar al Señor e intercede por nosotros, pecadores, para que seamos merecedores de entrar en la Casa del Padre. Amen.

23/4/2013, Martes de la cuarta semana de Pascua

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (11,19-26)

En aquellos días, los que se habían dispersado en la persecución provocada por lo de Esteban llegaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, sin predicar la palabra más que a los judíos. Pero algunos, naturales de Chipre y de Cirene, al llegar a Antioquía, se pusieron a hablar también a los helenistas, anunciándoles la Buena Noticia del Señor Jesús. Como la mano del Señor estaba con ellos, gran número creyó y se convirtió al Señor. Llegó la noticia a la Iglesia de Jerusalén, y enviaron a Bernabé a Antioquía; al llegar y ver la acción de la gracia de Dios, se alegró mucho, y exhortó a todos a seguir unidos al Señor con todo empeño; como era hombre de bien, lleno de Espíritu Santo y de fe, una multitud considerable se adhirió al Señor. Más tarde, salió para Tarso, en busca de Saulo; lo encontró y se lo llevó a Antioquía. Durante un año fueron huéspedes de aquella Iglesia e instruyeron a muchos. Fue en Antioquía donde por primera vez llamaron a los discípulos cristianos.

Salmo responsorial (Sal 86, 1-3, 4-5. 6-7)
R. Alabad al Señor, todas las naciones.

Él la ha cimentado sobre el monte santo; y el Señor prefiere las puertas de Sión
a todas las moradas de Jacob. ¡Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios! R.

«Contaré a Egipto y a Babilonia entre mis fieles; filisteos, tirios y etíopes han nacido allí.»
Se dirá de Sión: «Uno por uno todos han nacido en ella; el Altísimo en persona la ha fundado.» R.

El Señor escribirá en el registro de los pueblos: «Éste ha nacido allí.» Y cantarán mientras danzan:
«Todas mis fuentes están en ti.» R.

Lectura del santo evangelio según san Juan (10, 22-30)

Se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación del templo. Era invierno, y Jesús se paseaba en el templo por el pórtico de Salomón. Los judíos, rodeándolo, le preguntaban: -«¿Hasta cuándo nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo francamente.» Jesús les respondió: -«Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ésas dan testimonio de mí. Pero vosotros no creéis, porque no sois ovejas mías. Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno.»

23 abril 2013. Martes de la cuarta semana de Pascua – Puntos de oración

* Primera lectura: La Iglesia en Antioquía se lanza decididamente  a la evangelización de los paganos y consigue la conversión de muchos de ellos. Bernabé, enviado de la Iglesia en Jerusalén, se alegra y va en busca de San Pablo en Tarso. Nosotros estamos llamados a colaborar en la expansión de la Iglesia, nos reunimos en asamblea eucarística para recibir la fuerza del Espíritu, que nos haga proclamar universalmente, de palabra y de obra, el Evangelio del Señor.

Los predicadores de Antioquía son cristianos de a pie, corrientes, por eso dice San Juan Crisóstomo:

«Observad cómo es la gracia la que lo hace todo. Considerad también que esta obra se comienza por obreros desconocidos y sólo cuando empieza a brillar, envían los Apóstoles a Bernabé» (Homilía sobre los Hechos 25).

* Salmo: El Señor ha cimentado a su pueblo y ha atraído a todos hacia Él. Nosotros, el nuevo Pueblo de Dios, debemos trabajar constantemente para que la Iglesia de Cristo se afiance constantemente como el Reino de Dios entre nosotros. El Señor nos ha elegido como pueblo suyo. Esto no sólo nos ha de llenar de un santo orgullo, sino que nos debe comprometer a proclamar el Nombre de nuestro Dios a todos los pueblos, para que todos puedan ingresar a formar parte de la Iglesia y, con una vida sincera y llena de amor, vayamos haciendo realidad el Reino de Dios entre nosotros.

* Evangelio:

«Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco»

Jesús mira a los hombres como el Buen Pastor, que toma bajo su protección a las ovejas que le son confiadas y se ocupa de cada una de ellas. Entre Él y ellas crea un vínculo de conocimiento, amor y fidelidad: «Escuchan mi voz, y yo las conozco y ellas me siguen» (Jn 10,27). La voz del Buen Pastor es siempre una llamada a seguirlo y estar con Él.

Cristo nos ha ganado no sólo con su ejemplo y con su doctrina, sino con el precio de su Sangre. Le hemos costado mucho, y por eso no quiere que nadie de los suyos se pierda. Y, misteriosamente, unos siguen la llamada del Buen Pastor y otros no. El anuncio del Evangelio a unos les produce rechazo y a otros alegría. ¿Por qué esto? San Agustín, ante el misterio abismal de la elección divina, decía: «Dios no te deja, si tú no le dejas»; no te abandonará, si tú no le abandonas. No des, por tanto, la culpa a Dios, ni a la Iglesia, ni a los otros, porque el problema de tu fidelidad es tuyo. Dios no niega a nadie su gracia, y ésta es nuestra fuerza: agarrarnos fuerte a la gracia de Dios. No es ningún mérito nuestro; sencillamente, hemos sido “agraciados”.

Aunque Dios quiere que todo el mundo crea y se salve, sólo los hombres humildes están capacitados para acoger este don. «Con los humildes está la sabiduría», se lee en el libro de los Proverbios (11,2). La verdadera sabiduría del hombre consiste en fiarse de Dios.

Santo Tomás de Aquino comenta este pasaje del Evangelio diciendo: «Puedo ver gracias a la luz del sol, pero si cierro los ojos, no veo; pero esto no es por culpa del sol, sino por culpa mía». Fiémonos, pues, de Cristo, porque Él es el único que ha podido decir: «Yo les doy la vida eterna» (Jn 10,28).

ORACIÓN FINAL:

Dios todopoderoso, que derramaste el Espíritu Santo sobre los apóstoles, reunidos en oración con María, la Madre de Jesús, concédenos, por intercesión de la Virgen, entregarnos fielmente a tu servicio y proclamar la gloria de tu nombre con testimonio de palabra y de vida. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

22/4/2013, Lunes de la cuarta semana de Pascua


Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (11, 1-18)

En aquellos días, los apóstoles y los hermanos de Judea se enteraron de que también los gentiles habían recibido la palabra de Dios. Cuando Pedro subió a Jerusalén, los partidarios de la circuncisión le reprocharon: -«Has entrado en casa de incircuncisos y has comido con ellos». Pedro entonces se puso a exponerles los hechos por su orden: -«Estaba yo orando en la ciudad de Jafa, cuando tuve en éxtasis una visión: Algo que bajaba, una especie de toldo grande, cogido de los cuatro picos, que se descolgaba del cielo hasta donde yo estaba. Miré dentro y vi cuadrúpedos, fieras, reptiles y pájaros. Luego oí una voz que me decía: “Anda, Pedro, mata y come”. Yo respondí: “Ni pensarlo, Señor; jamás ha entrado en mi boca nada profano o impuro”. La voz del cielo habló de nuevo: “Lo que Dios ha declarado puro, no lo llames tú profano”. Esto se repitió tres veces, y de un tirón lo subieron todo al cielo. En aquel preciso momento se presentaron, en la casa donde estábamos, tres hombres que venían de Cesarea con un recado para mí. El Espíritu me dijo que me fuera con ellos sin más. Me acompañaron estos seis hermanos, y entramos en casa de aquel hombre. Él nos contó que había visto en su casa al ángel que, en pie, le decía: “Manda recado a Jafa e invita a Simón Pedro a que venga; lo que te diga te traerá la salvación a ti y a tu familia”. En cuanto empecé a hablar, bajó sobre ellos el Espíritu Santo, igual que había bajado sobre nosotros al principio; me acordé de lo que había dicho el Señor: “Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo”. Pues, si Dios les ha dado a ellos el mismo don que a nosotros, por haber creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo para oponerme a Dios?» Con esto se calmaron y alabaron a Dios diciendo: -«También a los gentiles les ha otorgado Dios la conversión que lleva a la vida».

Salmo responsorial (Sal 41, 2-3; 42, 3. 4)
R. Mi alma tiene sed de ti, Dios vivo.


Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío;
tiene sed de Dios, del Dios vivo: ¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios? R.


Envía tu luz y tu verdad: que ellas me guíen y me conduzcan hasta tu monte santo,
hasta tu morada. R.


Que yo me acerque al altar de Dios, al Dios de mi alegría;
que te dé gracias al son de la cítara, Dios, Dios mío. R.


Lectura del santo evangelio según san Juan (10, 1-10)

En aquel tiempo, dijo Jesús: -«Os aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el guarda, y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños». Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús: -«Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos. El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estrago; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante».

22 abril 2013. Lunes de la cuarta semana de Pascua – Puntos de oración

Hoy celebramos una fiesta particular: Santa María Virgen, Madre de la Compañía de Jesús. Conmemoramos en ella el nacimiento oficial de la Compañía de Jesús, coincidiendo con los primeros votos solemnes que hicieron san Ignacio y los primeros jesuitas el 22 de abril de 1541, ante la imagen de la Virgen en la capilla de Nuestra Señora de la basílica de san Pablo Extramuros.

El P. Morales extendió esta celebración a la Cruzada-Milicia, y en ella situaba el inicio del mes de Mayo, a modo de un “calentamiento de motores” de una competición de amor que arrancaría el uno de mayo: “el mes de las flores se iniciará siempre, aunque sin preces comunes, el 22 de abril, Santa María Reina y Madre de la Compañía de Jesús y de la Cruzada”: Pidamos, pues, al Espíritu Santo que nos ayude a vivir este día, y en adelante todo el mes de Mayo, como hijos y servidores de la Virgen. Y pidamos a Santa María Reina y Madre de la Cruzada-Milicia, que nos muestre a Jesús, fruto bendito de su vientre. Hoy el evangelio nos lo sigue presentando –como ayer- como el Buen Pastor. Algunos puntos para conocerle, amarle y seguirle mejor:

1. El pastor y el ladrón. Jesús nos enseña una realidad dicotómica: el que se acerca al redil (podemos decir a la Iglesia o a cada uno de nosotros) lo hace o para procurar nuestro provecho o para aprovecharse de nosotros; para que las ovejas tengan vida y la tengan abundante, o para robar y matar y hacer estrago en ellas. O es el pastor o son ladrones y bandidos. ¿Cómo reconocerlos? En ello nos va la vida individualmente y como rebaño. El Señor apela a nuestro discernimiento.

2. Yo soy la puerta de las ovejas. Nos pide, en primer lugar, que nos fijemos por dónde entra el que se acerca a nosotros. El pastor, Jesús, “entra por la puerta”; el bandido –el diablo y sus secuaces- “salta por otra parte”. San Agustín discierne así: “Entra por la puerta el que entra por Cristo, el que imita la pasión de Cristo, el que conoce la humildad de Cristo, que siendo Dios se ha hecho hombre por nosotrosMas aquel que no se humilla sino que se ensalza, ése quiere escalar el muro; por tanto, se eleva para caer”. Luego la humildad de Cristo es un signo claro de discernimiento. Además, si queremos ser de Cristo, debemos unirnos a su humildad. Así concluye: “Cristo es una puerta humilde; el que entra por esta puerta debe bajar su cabeza para que pueda entrar con ella sana”.

Por otra parte, San Juan Crisóstomo escribe que la puerta son “las Escrituras, porque éstas enseñan el conocimiento de Dios; ellas son las que guardan las ovejas y no dejan que se acerquen los lobos, cerrando la entrada a los herejes. Así, pues, el que no usa de las Escrituras, sino que sube por otra parte, esto es, adopta otra vía distinta y no legítima, éste es un ladrón”. Luego para conocer y amar a Cristo, la Palabra, debemos conocerle, reconocerle y amarle en la Escritura, la Palabra de Dios.

3. La voz y el nombre. Jesús, como Buen Pastor, nos conoce a fondo. Nos ha dado un nombre nuevo “que nadie conoce sino aquel que lo recibe” (Ap 2, 17), y con él una llamada a su intimidad. Comenta Abelardo: “Conocerte a ti, conocer tu voz, es descubrirte en todo. Tú, porque me amas con amor único, personal, estás oculto en cuanto me sucede, bueno y malo. En todo, en todos y siempre te encuentro, ya que en todo, en todos, siempre, tu amor personal me envuelve”. Por eso hemos de estar atentos para reconocerle en todo: no solo por el nombre que utiliza, sino también por el tono de su voz: “las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas”. ¿Cómo andamos de atención y de intimidad?

4. Dejarnos conducir, guiar, y cuidar. Hemos de escucharle y responder a su llamada; hemos de salir fuera y seguirle. Él camina delante de nosotros. Jesús, que entra por la puerta, que nos llama, también nos conduce a los pastos. Los pastos son Él mismo. Nos ama hasta dejarse comer: la Eucaristía es nuestro alimento, para que “tengamos vida y la tengamos abundante”.
Oración final: Santa María, Reina y Madre de la Cruzada-Milicia, Madre del Buen Pastor: enséñanos a reconocerle en todo, a conocerle cada día mejor, a amarle cada día más y a seguirle por sus mismos caminos de humildad, para que seamos también nosotros pastores de las ovejas que nos rodean, sean o no del redil.

21/4/2013, Domingo de la cuarta semana de Pascua (Ciclo C)


Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (13, 14. 43-52)

En aquellos días, Pablo y Bernabé desde Perge siguieron hasta Antioquía de Pisidia; el sábado entraron en la sinagoga y tomaron asiento. Muchos judíos y prosélitos practicantes se fueron con Pablo y Bernabé, que siguieron hablando con ellos, exhortándolos a ser fieles a la gracia de Dios. El sábado siguiente, casi toda la ciudad acudió a oír la palabra de Dios. Al ver el gentío, a los judíos les dio mucha envidia y respondían con insultos a las palabras de Pablo. Entonces Pablo y Bernabé dijeron sin contemplaciones: - «Teníamos que anunciaros primero a vosotros la palabra de Dios; pero como la rechazáis y no os consideráis dignos de la vida eterna, sabed que nos dedicamos a los gentiles. Así nos lo ha mandado el Señor: "Yo te haré luz de los gentiles, para que lleves la salvación hasta el extremo de la tierra. "» Cuando los gentiles oyeron esto, se alegraron y alababan la palabra del Señor; y los que estaban destinados a la vida eterna creyeron. La palabra del Señor se iba difundiendo por toda la región. Pero los judíos incitaron a las señoras distinguidas y devotas y a los principales de la ciudad, provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé y los expulsaron del territorio. Ellos sacudieron el polvo de los pies, como protesta contra la ciudad, y se fueron a Iconio. Los discípulos quedaron llenos de alegría y de Espíritu Santo.

Salmo responsorial (Sal 99, 2. 3. 5)
R. Somos su pueblo y ovejas de su rebaño.


Aclama al Señor, tierra entera, servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores. R.


Sabed que el Señor es Dios: que él nos hizo y somos suyos
su pueblo y ovejas de su rebaño. R.


«El Señor es bueno, su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.» R.


Lectura del libro del Apocalipsis (7, 9. 14b-17)

Yo, Juan, vi una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua, de pie delante del trono y del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos. Y uno de los ancianos me dijo: - «Éstos son los que vienen de la gran tribulación: han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero. Por eso están ante el trono de Dios, dándole culto día y noche en su templo. El que se sienta en el trono acampará entre ellos. Ya no pasarán hambre ni sed, no les hará daño el sol ni el bochorno. Porque el Cordero que está delante del trono será su pastor, y los conducirá hacia fuentes de aguas vivas. Y Dios enjugará las lágrimas de sus ojos.»

Lectura del santo evangelio según san Juan (10, 27-30)

En aquel tiempo, dijo Jesús: - «Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno.»

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