4 diciembre 2016. Domingo de la segunda semana de Adviento (Ciclo A) – Puntos de oración

¡Que en sus días florezca la justicia y la paz abunde eternamente! Dice el salmo, y es bueno repetirlo varias veces en la oración de hoy y a lo largo del día. En realidad, con el nacimiento de Cristo, al que nos preparamos, se establece una nueva forma de justicia y una nueva paz. Se trata de una justicia atravesada por la misericordia y de una paz interior duradera. Podemos reflexionar cómo el mundo pide hoy una justicia, digamos justiciera, que castiga las faltas y errores de otros para satisfacer o restituir el mal que se hizo. Con la venida de Cristo el nuevo juez es él mismo, porque como dice Juan el Bautista:“Él tiene el bieldo en la mano: aventará su parva, reunirá su trigo en el granero y quemará la paja en una hoguera que no se apaga”. Pero la justicia se establecerá de forma diferente. El objetivo de la justicia de Dios es perdonar al pecador y que este se sienta perdonado para que sabiéndose amado ame a los demás.
Y la paz que pediremos insistentemente en estos días de Adviento y Navidad, es un paz personal, que evite las guerras porque no hay nadie en desacuerdo consigo mismo, y esa paz con la vida, con las cosas, con las enfermedades y el dolor, o con el trabajo o el apostolado, se extenderá como un regueros de agua que manan de una misma fuente al mundo entero. El mundo pide paz de guerras y se olvida de la paz interior. Nosotros pedimos por la paz interior de cada ser humano, para que de esa forma se acaben las guerras.
Hay que rezar estos días pidiendo y esperando. El niño que va a nacer dijo luego aquello de “pedid y se os dará”, si pedimos bien ya está concedido. Quizá no se otorgue el capricho pedido, pero sí el cumplimiento de la voluntad de Dios en mí. Pido lo que quiero, pero como quiero y acepto lo que Dios quiere para mí, entonces siempre recibo lo que pido.
Es una espera confiada en que Dios viene. Se cumple la promesa y la petición hoy mismo. Hoy mismo viene Dios. Llegará en 21 días hecho niño, pero ese día es hoy, porque en cada Eucaristía llega.


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