Con el calor de la fiesta de la
Inmaculada, nuestra fiesta, nos disponemos a caldear nuestro corazón cerca del
sagrario en este rato de oración.
Festividad de Santa Leocadia, Virgen y
mártir. Leocadia significa “virgen blanca”, y de veras que lo fue esta ilustre
toledana de nacimiento, hija de padre griego y de madre toledana. La educaron
muy cristianamente. Era muy bella y llamaba la atención por el esplendor de sus
virtudes que se manifestaba en todo su comportamiento. Todos admiraban su gran
caridad para con los pobres y su fervor en la oración. Sus padres la educaron
en el santo temor de Dios y siempre dio ejemplo de cuanto de ellos había
heredado.
EL QUE TE SIGUE SEÑOR TENDRA LA LUZ DE LA VIDA
Seguir al Señor es la mayor aventura
de la vida. Seguro que ayer has recordado tu vida de militante al calor de la
Inmaculada.
Recorre el salmo responsorial en
agradecimiento. Siguiendo los caminos del Señor encontramos la luz para nuestra
vida, si no sigues el consejo de los impíos. El Señor protege el camino de los
justos para que termine bien.
El evangelio comienza diciendo ‘¿A
quién se parece esta generación'?’ Si
eso pasa en tiempos de Jesús, ¿cómo será en nuestra generación? Hoy nuestros
jóvenes tienen todo, pero no tienen al todo que es Jesús. La historia se sigue
repitiendo. La vida se repite. Vemos a gente con fama, con dinero y no es
feliz. Jóvenes que lo tienen todo y no son felices. Nos falta desprendernos de
nosotros mismos, decirle a Jesús. “Toma mis preocupaciones, que me vacíe de
todo para que tú lo llenes.”
Pregúntale a Jesús en este rato de
reflexión y de intimidad. Al tiempo que escribo estas ideas me lo pregunto yo
mismo. ¿Cómo es mi vida de Adviento y preparación de la Navidad? María se nos
presenta en nuestra vida y en la historia como el icono en el que hemos de
fijar la mirada.
ü Contempla a María como mujer de fe.
ü Contempla a María como mujer de esperanza.
ü Contempla a María como mujer que dio rostro al amor.
Nadie puede vivir sin amor. Pero no
vale cualquier amor para construir la vida. En María se da la explosión más
grande del Amor de Dios. Por ella hemos conocido el amor de Dios en concreto.
De alguna manera, quien desee aprender a regalar el amor de Dios, tiene que
fijarse en María para ver como lo hizo ella. Regalar este amor no está exento de
trabajo y de dificultades que a veces hacen sufrir. Pero es en el trabajo, en
el actuar, en la entrega de la vida y en el aguantar ante la dificultad donde
se aprende a vivir en la esperanza.
Gracias Madre por poder contemplar la
cuna vacía esperando a tu hijo