11 enero 2017. Miércoles de la primera semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Empezamos invocando al Espíritu Santo para que nos ayude en este rato de oración. Que nos enseñe a hablar con el Padre, que serene nuestro corazón y nuestra alma para poder aprovechar este momento. Pedimos ayuda también a la Virgen y a San José, conocedores íntimos de Jesús y maestros de oración.
Hoy, el Señor nos habla en las lecturas de la familia. La más cercana; los de nuestra sangre, pero también con un sentido más amplio; aquellos que por la fe y por la redención de Cristo forman una unidad con nosotros en la Iglesia.
Con el fin de la Navidad y el inicio del tiempo ordinario nos topamos también con un cambio en la relación con nuestra familia. La fiesta deja paso a la monotonía de la vida cotidiana y quizá a una relación más fría dentro de nuestros hogares. Las ocupaciones del nuestro trimestre llenan nuestro tiempo y ya no tenemos tiempo para hablar tranquilamente con nuestros padres, jugar con nuestros hermanos… detalles de cariño que unen la familia, que hacen de una casa un hogar. Esforcémonos por ser capaces de hacer ese esfuerzo de santificar la familia desde la sencillez de lo cotidiano. Recemos por nuestras familias.
Tengamos presentes también a nuestros hermanos perseguidos. San Pablo nos recuerda que son de nuestra misma carne y nuestra misma sangre. Que la entrega de sus vidas nos interpele, nos haga tomarnos más en serio nuestro compromiso de vida cristiana y que no dejemos de rezar por ellos. Tengámosles siempre presentes como modelos de fe y confianza en Dios y recemos por ellos.

Y no dejemos de reservar tiempo para estar a solas con Jesús, como los discípulos, como todos los enfermos que le buscaban sin parar porque sabían que en Él encontrarían la Vida. Salgamos al encuentro del Señor que quiere encontrarnos cada día en la oración.

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