“Meterme en la escena como si
presente me hallara” Leer despacio la parábola que hoy nos presenta el
Evangelio. En unos
instantes estoy en la presencia de Dios.
Este evangelio del Hijo pródigo,
mejor, del Padre Misericordioso,
lo hemos oído y leído muchas veces. Nos puede ayudar para nuestra oración,
contemplar al Padre Misericordioso, humillado, paciente espera el retorno del
hijo, ama con amor entrañable de madre. Ese amor además es valiente, hasta
entregar la vida. Palpamos la alegría en la preparación del banque para su hijo
que ha vuelto, de tal manera, que llega hasta hacerse comida también para el
otro hijo que no quiere entrar en casa de su Padre.
A mí me ayuda en la oración hacer un
paralelismo entre las actitudes del Padre misericordioso de la parábola que hoy nos presenta el
Evangelio y la actitud de
Cristo Eucaristía. Te
propongo que consideres,
mejor, que contemples a Jesús en la Eucaristía de cualquier sagrario del mundo,
aunque esté siempre en silencio, abandonado. Voy a tratar de acercarme a este
Jesús casi desaparecido.
- Descubro, la humildad de Jesús, bajos las especies sacramentales. Aquí el Señor ha perdido hasta los rasgos de su propia humanidad. ¿Se puede ser más humilde, más pobre?
- Jesús espera con paciencia en el sagrario. Está mendigando mi visita. ¿Cómo son mis visitas a Jesús Eucaristía?
- Jesús me espera con amor entrañable de madre. Nos recuerda el profeta Isaías: “Aunque la madre se olvide de su hijo pequeñito yo no me podré olvidar de ti”. Una madre ama dando la vida.
- El amor de Jesús en el sagrario es valiente. No tiene miedo a perder su propia dignidad con tal de que vuelva su hijo a casa.
- Tengo que descubrir en Jesús Eucaristía, la alegría del banquete. Una alegría que hace partícipes a todos los que se acercan. Jesús ha entregado su vida en la cruz pero la sigue entregando cada hora desde la Eucaristía.
- ¿Quiero vivir como este Padre misericordioso? Este es el camino: - en sencillez y humildad, – cuando aprenda a esperar en paciencia, - cuando ame con amor entrañable, sin reprochar nada, - cuando ame con un amor valiente aunque tenga que entregar la vida como tantos mártires lo hacen en estos momentos en distintas partes del mundo. – Lo debo realizar con una alegría sencilla contagiosa. Preparando un gran banquete.
- Y todo esto lo entenderé un poquito más si descubro detrás de esta parábola del padre Misericordioso a María como madre.