Empezamos nuestra oración invocando
al Espíritu Santo: “Ven Espíritu Divino e infunde en nuestros corazones el
fuego de tu amor”.
Una vez que ya nos hemos puesto en
presencia de Dios pidiendo la asistencia del Espíritu Santo, podemos repetir al
Señor lentamente y varias veces: “Jesús en Ti confío, Jesús en Ti confío,…”.
Para hacer la oración de este día te
sugiero dos ideas principales que te pueden servir a la luz de las lecturas de
la Misa:
1- Estar abiertos y disponibles al
plan de Dios. Reconocer el plan de Dios en la oración.
2- Dios ha venido a iluminarnos y no
a juzgarnos.
Dios llama y sigue llamándonos para
la misión. Para reconocer su llamada hay que estar en disposición de escuchar y
de estar abiertos a Él y a lo que Él nos quiera sugerir. Para entender esto nos
ayuda especialmente la lectura del Libro de los Hechos de los Apóstoles. Nos
muestra como Pablo y Bernabé vuelven desde Jerusalén a Antioquía acompañados
por Juan Marcos, una vez concluida su misión allí. Junto a la comunidad de
Antioquía hacían oración y ayunaban para escuchar qué era lo que Dios tenía que
sugerirles. Aquí hay un primer punto clave, la oración y muy especialmente la
oración en la comunidad, con tus hermanos en la Iglesia. Los hermanos
interceden por ti y tú por ellos cuando rezas en comunidad. Rezar juntos tiene
un poder multiplicador para ponerse en manos del Señor y reconocer su Voz.
Escuchan la voz del Señor que les pide que vayan a sus hijos en Salamina, para
extender la palabra y el conocimiento de Dios. Antes de cumplir con la misión
que el Espíritu Santo les había encomendado, rezaron todos juntos y les
bendijeron. Dios habla en la Iglesia a través de la oración por la intercesión
de los hermanos.
Esta lectura nos habla de Juan
Marcos. ¿Quién es Juan Marcos? La tradición nos dice que posiblemente fuese San
Marcos Evangelista y que fuese interprete de San Pedro en sus predicaciones en
los auditorios con gente de habla griega.
En este punto podemos preguntarnos.
¿Me parezco yo a Pablo, a Bernabé o a Marcos, y estoy como ellos a la escucha
de la llamada de Dios en las cosas concretas en mi vida?, ¿para ello procuro
salir de mi rutina y así poder dedicarle cada día un rato a Dios y ponerme a la
escucha de lo que Dios me pida?. Y como consecuencia de esto, ¿estoy dispuesto
a aceptar lo que Dios quiere, y como decía san José María Rubio: “hacer lo que
Dios quiere y querer lo que Dios hace”?
No tengamos miedo si a veces nos
cuesta hacer lo que Dios nos pide, Él nos ilumina y nos ayuda; no ha venido a
juzgarnos.
Le pedimos a la Virgen María, la
Reina de este mes de mayo, que nos ayude a acercarnos cada día más para
escuchar a su Hijo y a responderle sin miedo. Pedimos la intercesión de san
Juan de Ávila, cuya fiesta celebramos hoy. San Juan de Ávila es patrón del
clero secular español. Le pedimos que cuide e interceda por la felicidad en
Dios de los sacerdotes y para que se entreguen hasta el extremo en su
ministerio, como hizo Jesús.