16 mayo 2017. Martes de la V semana de Pascua – Puntos de oración

Nos encontramos en el ecuador de este mes de mayo, mes de la Virgen. Justo es que centremos en Ella, nuestra Madre, la meditación de este día.
Y vamos a hacerlo paladeando uno de los sermones más antiguos que se conservan sobre la Virgen, pronunciado por san Cirilo de Alejandría en el concilio de Éfeso (año 431), que definió el dogma de la Divina Maternidad de María. Dice así:
Salve, oh santa y misteriosa Trinidad, que nos has convocado a todos nosotros en esta iglesia de Santa María, la Madre de Dios. Salve oh María, Madre de Dios, tesoro digno de ser venerado por todo el orbe, lámpara inextinguible, corona de la virginidad, trono de la recta doctrina, templo indestructible, lugar propio de aquel que no puede ser contenido en lugar alguno, Madre y Virgen, por quién es llamado bendito, en los Santos Evangelios, el que viene en nombre del Señor.
Te saludamos, a ti que encerraste en tu seno virginal a aquel que es inmenso e inabarcable; a ti, por quién la Santa Trinidad es adorada y glorificada; por quien la cruz preciosa es celebrada y adorada en todo el orbe; por quien exulta el cielo; por quien se alegran los ángeles y arcángeles; por quien son puestos en fuga los demonios; por quien el diablo tentador cayó del cielo; por quien la criatura, caída en el pecado, es elevada al cielo, por quien toda la creación sujeta a la insensatez de la idolatría, llega al conocimiento de la verdad; por quien los creyentes obtienen la gracia del bautismo y el aceite de la alegría; por quien han sido fundamentadas las iglesias en todo el orbe de la tierra; por quien todos los hombres son llamados a la conversión.
Y ¿qué más diré? Por ti, el Hijo unigénito de Dios ha iluminado a los que vivían en tinieblas y en sombra de muerte; por ti, los profetas anunciaron las cosas futuras; por ti, los apóstoles predicaron la salvación a los gentiles; por ti, los muertos resucitan; por ti, reinan los reyes, por la santísima Trinidad.
¿Quién habrá que sea capaz de cantar como es debido las alabanzas de María? Ella es madre y virgen a la vez; ¡qué cosa tan admirable! Es una maravilla que me llena de estupor.
¿Quién ha oído jamás decir que le esté prohibido al constructor habitar en el mismo templo que él ha construido?

¿Quién podrá tachar de ignominia el hecho de que la sirviente sea adoptada como madre?

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