18 mayo 2017. Jueves de la V semana de Pascua – San Juan I – Puntos de oración

“Meterme en la escena como si presente me hallase”. Después de leer despacio el texto del Evangelio y de haber recitado muy despacio la oración inicial que propone san Ignacio ya nos encontramos envueltos en la presencia de Dios. Ponerme en la presencia de Dios implica colocarme en silencio en actitud de escucha y de súplica. Esto  es también “hacer oración”.
Te propongo para este rato de oración el Aleluya que precede hoy al texto del Evangelio.
Aleluya, Aleluya, Aleluya. Mis ovejas escucha mi voz dice el Señor , y yo las conozco, y ellas me siguen.
-          Mis ovejas escucha mi voz.
No puedo escuchar la voz de Jesús si estoy muy lejos de Él. Una de dos o estoy muy cerca de Él, o por el contrario si estoy muy lejos de Él, es Jesús me sigue muy de cerca…, porque escucho su voz. Ciertamente, cuando leo despacio y en silencio el Evangelio Él me habla. El rato de oración es precisamente un encuentro rápido entre el Señor y yo. El me sigue y yo me acerco. O yo me acerco al sagrario  y él me está esperando. El texto del Evangelio de hoy de habla de cómo es el amor que Dios me tiene. Léelo, despacio.
-          Y yo las conozco.
Porque me conoce Jesús, ama. Yo no puedo amar a nadie que no conozca. Le tengo que poner cara. No puedo enamorarme de una persona sin ver su rostro, sin acércame a ella. “Como el Padre me ha amado, así os he amado yo”. Esta afirmación a mí también me toca. El Padre no puede dejar de amar a su hijo. Yo he sido creado por Dios Padre, no puede dejar de amar, porque conoce el barro del que estoy hecho. No me ama porque trate de ser bueno, sino que me ama  porque Él es bueno, porque es Padre. Porque me conoce.
-          Y ellas me siguen.
Esta es la lógica del Evangelio. San Ignacio den el número (104) de los EE nos recuerda, “Pedir lo que quiero; será aquí demandar conocimiento interno  del Señor, que por mí se ha hecho hombre, para que más le siga y le ame”. ¿Cuál es la finalidad de los EE ignacianos? El mismo que nos propone hoy el Aleluya. Conocer, amar y seguir a Jesús
Escuchar, conocer, seguir. Si le conozco por su llamada, entonces le amo. Cuanto más le conozca más le amaré. Y si le amo de verdad haré un proyecto común. Será seguirle. Seguir sus huellas. “El que quiera venir en pos de mí, tome su cruz cada día y sígame”, serás feliz.
Y terminamos recordado una de las últimas frases del ritual de las flores del mes de mayo.

-          María es: de Madre, la más tierna; de Virgen, la más pura; de reina, la más misericordiosa

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