25 mayo 2017. Jueves de la sexta semana de Pascua – San Gregorio VII – Puntos de oración

Nos preparamos para la oración. Comenzamos haciendo del salmo responsorial de este día nuestra primera oración de alabanza al Señor: Aclama al Señor tierra entera, gritad, vitoread, tocad. Cada día es un cantico nuevo al Señor, que nos da la oportunidad de mostrarle nuestro amor en los acontecimientos de cada día. Él va haciendo en nosotros y en el mundo que se realice su salvación. Cada día recordamos su misericordia y fidelidad e nuestra vida.
Nos introducimos en la Palabra. “vuestra tristeza se convertirá en alegría”. Con el Señor no existe la tristeza definitiva. Él la ha eliminado con su muerte, venciendo la muerte. Desde entonces toda tristeza, sufrimiento, ansiedad o dolor está tocado por la luz y la vida, y poco a poco irá mostrando su rostro la alegría. Pero esto que puede resultar teórico y muy sabido por todos hay que hacerlo realidad. Haz un ejercicio de realismo y recorre los motivos de alegría que hay en tu vida. A veces estamos muy ciegos para ver el amor de Dios. He conocido a una pareja joven que ha perdido dos niños en los últimos meses de embarazo y han hecho del sufrimiento, un camino de esperanza y unidad entre ellos. Se sienten abrazados por los dos angelitos desde el cielo, y emocionados, continúan el camino. Y así tantos otros…
El apostolado de los laicos. Estos días la lectura de los hechos de los apóstoles ha repetido varias veces esta expresión: “y creyó en el Señor con toda su familia”. Cuando nos ha hablado de Lidia, del carcelero, de Áquila, de Ticio…. Así se realizó la primera evangelización del mundo, la más importante, en un mundo hostil a la fe y pagano. De familia, en familia, de persona a persona, con la única fuerza de la palabra proclamada y la vida como testimonio.
Siendo tejedores de lino para tiendas de campaña, como eran Áquila y Priscila, jefe de la sinagoga, como Ticio o…. pon tu vida, tu trabajo, tu vocación delante de Dios y renueva hoy la llamada a vivir dentro del mundo, no fuera, siendo testigo del Evangelio. Se evangeliza con la vida, en familia, en el trabajo.

Es la propuesta de la Iglesia siempre, en la voz del papa Francisco. “Hay una forma de llevar el Evangelio a las personas que cada uno trata, tanto a los más cercanos como a los desconocidos. Es la predicación informal que se puede realizar en medio de una conversación. Ser discípulo es tener la disposición permanente de llevar a otros el amor de Jesús y eso se produce espontáneamente en cualquier lugar: en la calle, en la plaza, en el trabajo, en el camino” (EG 127)

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