1. Oración preparatoria: hacemos la señal de la cruz y nos ponemos en la presencia de Dios.
Invocamos la ayuda del Espíritu Santo y rezamos mentalmente la oración
preparatoria de Ejercicios (EE 46): “Señor, que todas mis
intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y
alabanza de tu divina majestad.”
2. Petición. Hacemos nuestra la oración colecta para la misa en honor de la Virgen
del Rosario (7 de octubre): “Señor Dios nuestro: Según tu designio
Jesús, tu Palabra Viviente, se hizo uno de nosotros y tú lo diste al mundo por
medio de la Bienaventurada Virgen María. Que, con ella, sepamos dar forma a la
palabra viva que es Jesús haciéndole revivir en nosotros, en nuestras palabras
y obras, y llevando al mundo su paz y esperanza, su alegría y su perdón, pues
él es Señor y Salvador nuestro que vive y reina por los siglos de los
siglos”.Pedimos también por los miembros de nuestro movimiento que están
haciendo ejercicios espirituales en estos días en Santiago de Aravalle. También
pedimos por todos los que sufren la enfermedad, quizá amigos o parientes
nuestros y por todos los que se han confiado a nuestras oraciones.
3. Composición de lugar. (una imagen que nos ayude a centrar la imaginación al hacer la
oración): Jesús echa demonios y libera a los hombres del mal.
4. Puntos para orar:
Hoy la iglesia nos propone el texto del
evangelio de Lucas capítulo 11 en que contemplamos a Jesús echando demonios.
La prueba de que Jesús es el salvador
que esperaban los judíos y toda la humanidad esclava del pecado está ante los
ojos de los que le ven expulsar demonios. El dedo de Dios actúa para salvar a
los hombres. Pero muchos de los que tuvieron la suerte indecible de verle
actuar no creyeron en él sino que verle contemplarle haciendo el bien fue para
ellos causa de escándalo. Misterio de la libertad humana. Los prejuicios nos
pueden impedir acercarnos a Jesús. En nuestro mundo a veces nos encontramos con
compañeros para los cuales la Iglesia, cuerpo de Cristo en la Tierra, es una
sociedad al servicio del mal, una sociedad que no entienden y que consideran
perniciosa y que ha llenado la historia de dolor y de engaño. Y Jesús mismo nos
desengaña de pensar que eso no debería de pasarnos, que es una injusticia
insoportable y nos dice: “Un discípulo no es más que su maestro ni un
esclavo más que su amo; ya le basta al discípulo con ser como su maestro y al
esclavo con ser como su amo. Si al dueño de casa lo han llamado Belzebú,
¡cuánto más a los criados!” (Mateo 10, 24–25). Y pedir y confiar en
que Jesús no nos escandalice. Que no lleguemos a pensar, al mascar en ocasiones
nuestro fracaso, o el fracaso de la labor de la Iglesia en el mundo, que Jesús
nos ha defraudado y que no es el Mesías que esperabamos para que salvara al
mundo. Jesús nos dice a continuación: “No les tengas miedo” (Mateo
10, 26). Y pedir por los que se declaran enemigos de la Iglesia, por los que
intentan dificultar su misión y la persiguen de diferentes formas. Y pedir para
que el Señor ilumine sus ojos como iluminó los de Pablo cegándole a las cosas
del mundo y mostrándole su majestad y belleza. Que esa belleza quede impresa en
nuestros corazones en la oración de cada día hasta que nos muestre su rostro el
día de nuestra muerte para no separarnos más de él.
5. Unos minutos antes del final de la
oración: Diálogo con la Virgen. Avemaría.
6. Examen de la oración: ver cómo me ha ido en el rato de oración. Recordar si he recibido
alguna idea o sentimiento que debo conservar y volver sobre él. Ver dónde he
sentido más el consuelo del Señor o dónde me ha costado más. Hacer examen de
las negligencias al preparar o al hacer la oración, pedir perdón y proponerme
algo concreto para enmendarlo.
7. Y un propósito: en estos días del mes de octubre, el mes del rosario, rezarlo todos
los días como un regalo a la Virgen por la conversión propia y la de todos los
que me rodean. Además, hoy 13 de octubre se cumplen los 100 años del milagro
del sol en Fátima. En la aparición de la Virgen de aquel día, la sexta visita
de la Virgen a los pastorcillos de Fátima, ella se apareció como la Virgen del
Rosario y les pidió que siguieran rezando el rosario todos los días.