13 octubre 2017. Viernes de la XXVII semana del Tiempo Ordinario – Puntos de oración

1.    Oración preparatoria: hacemos la señal de la cruz y nos ponemos en la presencia de Dios. Invocamos la ayuda del Espíritu Santo y rezamos mentalmente la oración preparatoria de Ejercicios (EE 46): “Señor, que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de tu divina majestad.”
2.    Petición. Hacemos nuestra la oración colecta para la misa en honor de la Virgen del Rosario (7 de octubre): “Señor Dios nuestro: Según tu designio Jesús, tu Palabra Viviente, se hizo uno de nosotros y tú lo diste al mundo por medio de la Bienaventurada Virgen María. Que, con ella, sepamos dar forma a la palabra viva que es Jesús haciéndole revivir en nosotros, en nuestras palabras y obras, y llevando al mundo su paz y esperanza, su alegría y su perdón, pues él es Señor y Salvador nuestro  que vive y reina por los siglos de los siglos”.Pedimos también por los miembros de nuestro movimiento que están haciendo ejercicios espirituales en estos días en Santiago de Aravalle. También pedimos por todos los que sufren la enfermedad, quizá amigos o parientes nuestros y por todos los que se han confiado a nuestras oraciones.
3.    Composición de lugar. (una imagen que nos ayude a centrar la imaginación al hacer la oración): Jesús echa demonios y libera a los hombres del mal.
4.    Puntos para orar:
Hoy la iglesia nos propone el texto del evangelio de Lucas capítulo 11 en que contemplamos a Jesús echando demonios.
La prueba de que Jesús es el salvador que esperaban los judíos y toda la humanidad esclava del pecado está ante los ojos de los que le ven expulsar demonios. El dedo de Dios actúa para salvar a los hombres. Pero muchos de los que tuvieron la suerte indecible de verle actuar no creyeron en él sino que verle contemplarle haciendo el bien fue para ellos causa de escándalo. Misterio de la libertad humana. Los prejuicios nos pueden impedir acercarnos a Jesús. En nuestro mundo a veces nos encontramos con compañeros para los cuales la Iglesia, cuerpo de Cristo en la Tierra, es una sociedad al servicio del mal, una sociedad que no entienden y que consideran perniciosa y que ha llenado la historia de dolor y de engaño. Y Jesús mismo nos desengaña de pensar que eso no debería de pasarnos, que es una injusticia insoportable y nos dice: “Un discípulo no es más que su maestro ni un esclavo más que su amo; ya le basta al discípulo con ser como su maestro y al esclavo con ser como su amo. Si al dueño de casa lo han llamado Belzebú, ¡cuánto más a los criados!” (Mateo 10, 24–25). Y pedir y confiar en que Jesús no nos escandalice. Que no lleguemos a pensar, al mascar en ocasiones nuestro fracaso, o el fracaso de la labor de la Iglesia en el mundo, que Jesús nos ha defraudado y que no es el Mesías que esperabamos para que salvara al mundo. Jesús nos dice a continuación: “No les tengas miedo” (Mateo 10, 26). Y pedir por los que se declaran enemigos de la Iglesia, por los que intentan dificultar su misión y la persiguen de diferentes formas. Y pedir para que el Señor ilumine sus ojos como iluminó los de Pablo cegándole a las cosas del mundo y mostrándole su majestad y belleza. Que esa belleza quede impresa en nuestros corazones en la oración de cada día hasta que nos muestre su rostro el día de nuestra muerte para no separarnos más de él.
5.    Unos minutos antes del final de la oración: Diálogo con la Virgen. Avemaría.
6.    Examen de la oración: ver cómo me ha ido en el rato de oración. Recordar si he recibido alguna idea o sentimiento que debo conservar y volver sobre él. Ver dónde he sentido más el consuelo del Señor o dónde me ha costado más. Hacer examen de las negligencias al preparar o al hacer la oración, pedir perdón y proponerme algo concreto para enmendarlo.

7.    Y un propósito: en estos días del mes de octubre, el mes del rosario, rezarlo todos los días como un regalo a la Virgen por la conversión propia y la de todos los que me rodean. Además, hoy 13 de octubre se cumplen los 100 años del milagro del sol en Fátima. En la aparición de la Virgen de aquel día, la sexta visita de la Virgen a los pastorcillos de Fátima, ella se apareció como la Virgen del Rosario y les pidió que siguieran rezando el rosario todos los días.

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