1 diciembre 2017. Viernes de la XXXIV semana del Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Para comenzar el rato de oración, nos ponemos en la presencia del Señor y le pedimos que nos infunda luz y alegría para realizar nuestra oración.
Hoy en el evangelio, se nos narra una de las enseñanzas que Jesús dio a sus discípulos y que hoy nos da  a cada uno de nosotros.  Personalmente ceo que esta enseñanza queda resumida solo en la primera palabra que Jesús nos dice: “Fijaos”.  Jesús nos hace una llamada a la contemplación, a observar los pequeños detalles de nuestra vida diaria. En estas semanas de estrés en las que todo va más rápido todavía, se acercan los exámenes, se acumula el trabajo etc. Jesús nos invita a fijarnos en los pequeños brotes, para lo cual es necesario pararse, serenarse y con mirada limpia observar. También dentro de la campaña de la Inmaculada, lo podemos ver como una invitación a imitar a María, Ella el ejemplo perfecto de Contemplativa en la acción. Sería bueno tras escuchar esta invitación plantearse cómo cuido o cómo puedo cuidar la contemplación en mi día a día.
Por otro lado, debemos ser conscientes de que es en lo que nos tenemos que fijar. Para algunos será alguien cercano que necesita de su ayuda, para otros será un defecto a mejor, para cada uno algo distinto diferente que Dios nos va poniendo en nuestra vida con un gran fin, llegar a ser santos.  ¿En qué quiere Dios que ponga mi atención? Es una buena respuesta para buscar en este rato de oración.
Para cerrar estos puntos, me quedo con las palabras con las que Jesús cierra su intervención: “Mis palabras no pasarán”. Jesús nos anima a confiar en él, nos recuerda que todo lo que promete lo cumple, Él no se olvida de nada como nosotros. Cuantas veces se nos olvida o nos cuesta tener esta confianza verdadera y pura en Él. Puede ser una buena jaculatoria para repetir durante el día de hoy y acordarnos del mensaje de la divina misericordia: “Jesús confío en ti”. Y así recordar y tener presente que las palabras de Jesús no pasarán.

Finalmente, recordar que los primeros viernes de mes se celebra el sagrado corazón de Jesús, que terminemos nuestra oración con una pequeña contemplación de Él, Dios mismo hecho hombre, que nos enseña su corazón infinito con el que nos ama más que nadie.

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