1. Oración
preparatoria: hacemos
la señal de la cruz y nos ponemos en la presencia de Dios. Invocamos la ayuda
del Espíritu Santo y rezamos mentalmente la oración preparatoria de
Ejercicios (EE
46): “Señor,
que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en
servicio y alabanza de tu divina majestad.”
2. Petición. Hoy
es la fiesta litúrgica de Santa Lucía patrona y protectora de los que tienen
problemas de la vista. Perdió sus ojos por amor al Señor. Encomendamos hoy a
nuestros hermanos y amigos que sufren al perder o tener disminuido este don tan
precioso de la visión. Pedimos por su recuperación.
3. Puntos
para orar: La lectura del profeta Isaías nos habla de que
nuestro Dios no nos abandona. Él cuida de nosotros con ternura y nos fortalece
y nos llena de vigor. "Los que esperan en el Señor renuevan sus
fuerzas, echan alas como las águilas, corren y no se fatigan, caminan y
no se cansan." Esto es un mensaje en el Antiguo Testamento pero
en el Nuevo Jesús nos dice lo mismo: "Venid a mí todos
los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré". Y el
salmo 102 nos habla de lo mismo. Nuestro Dios es un Dios que salva.
Es un Dios cariñoso con todas sus criaturas, amigo de los hombres, que no nos
paga según nuestras culpas ni nos trata como merecen nuestros pecados. En
la oración de hoy podemos leer y releer con calma este salmo que nos
llena de alegría en estos días de adviento. Dios se ha encarnado en un niño
pequeño y que nos pide que le acojamos con la ternura que el derrocha en
nuestra vida.
4. Unos
minutos antes del final de la oración: Diálogo
con la Virgen Inmaculada. Avemaría o Salve.
5. Examen
de la oración: ver
cómo me ha ido en el rato de oración. Recordar si he recibido alguna idea o
sentimiento que debo conservar y volver sobre él. Ver dónde he sentido más el
consuelo del Señor o dónde me ha costado más. Hacer examen de las negligencias
al preparar o al hacer la oración, pedir perdón y proponerme algo concreto para
enmendarlo.
Salmo 102
Bendice, alma mía, al Señor,y todo mi ser a su santo nombre.Bendice, alma mía, al Señor,y no olvides sus beneficios.El perdona todas tus culpasy cura todas tus enfermedades;el rescata tu vida de la fosa,y te colma de gracia y de ternura;el sacia de bienes tus anhelos,y como un águilase renueva tu juventud.El Señor hace justiciay defiende a todos los oprimidos;enseñó sus caminos a Moisésy sus hazañas a los hijos de Israel.El Señor es compasivo y misericordioso,lento a la ira y rico en clemencia;no está siempre acusandoni guarda rencor perpetuo;no nos trata como merecennuestros pecadosni nos paga según nuestras culpas.Como se levanta el cielo sobre la tierra,se levanta su bondad sobre sus fieles;como dista el oriente del ocaso,así aleja de nosotros nuestros delitos.Como un padresiente ternura por sus hijos,siente el Señor ternura por sus fieles;porque él conoce nuestra masa,se acuerda de que somos barro.Los días del hombreduran lo que la hierba,florecen como flor del campo,que el viento la roza, y ya no existe,su terreno no volverá a verla.Pero la misericordia del Señordura siempre,su justicia pasa de hijos a nietos:para los que guardan la alianzay recitan y cumplen sus mandatos.El Señor puso en el cielo su trono,su soberanía gobierna el universo.bendecid al Señor, ángeles suyos,poderosos ejecutores de sus órdenes,prontos a la voz de su palabra.Bendecid al Señor, ejércitos suyos,servidores que cumplís sus deseos.Bendecid al Señor, todas sus obras,en todo lugar de su imperio.¡Bendice, alma mía, al Señor!