4 diciembre 2017. Lunes de la I semana de Adviento – Puntos de oración

Empezamos esta primera semana de Adviento con mucha ilusión y muy de la mano de la Virgen, a pocos días de celebrar la gran Fiesta de la Inmaculada. Sentimos todavía el impulso del escopetazo inicial del primer domingo de Adviento que nos invita permanecer en espera vigilante, que no es espera pasiva, sino activa del “señor de la casa”. Es esa la actitud que pide la Iglesia que cultivemos durante esta primera semana, en resumen: "Velad y estad preparados, que no sabéis cuándo llegará el momento". Espera transformada por la fe en esperanza, esperanza en la venida del Señor. En los pasajes extraídos del libro de Isaías que leeremos en estos días, son muy significativas las figuras que describe, que nos hacen tomar conciencia de que el mal nunca tiene la última palabra… “Él nos instruirá en sus caminos y marcharemos por sus sendas… De las espadas forjarán arados, de las lanzas, podaderas. No alzará la espada pueblo contra pueblo, no se adiestrarán para la guerra”… El profeta nos anuncia un tiempo nuevo, una nueva creación, un momento de gracia que se concretará con la Encarnación del Verbo y que se prolongará en nosotros los cristianos. Podemos detenernos aquí y reflexionar sobre nuestro papel de cara a este mensaje. Vivir la esperanza con coherencia debería llevarnos a transmitirla a quienes nos rodean… Quizá pueda plantearme algunos propósitos… revisar mi carácter, el sonreír más a quienes menos trato, dar más de mi tiempo, etc. Pero es en el evangelio que nos presenta la liturgia de hoy, donde se destacan dos actitudes de oro, la humildad y la confianza. Que vivamos este Adviento como el centurión, que tiene una confianza plena en la venida del Señor a “su casa”, pero no que se siente digno de recibirle en el pesebre de su corazón.

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