Oración preparatoria:
“Ayúdanos con tu amor en nuestras
tribulaciones y consuélanos con la presencia de tu Hijo que viene”
Esta es la oración colecta de la
eucaristía de hoy, y la podemos llevar todo el ´día en nuestro corazón. Un
autor antiguo comenta: “Dios se encuentra cerca del corazón que sufre y que por
causa de la aflicción le grita…. En las cosas del alma el Señor tiene una
inmensa compasión por aquel que sufre, a causa de las penosas pruebas de
sus tristezas” (Isaac de Nínive)
Orar con la Palabra de Dios
La Palabra de Dios de este día nos
ayuda a introducirnos en el tiempo de adviento que acabamos de comenzar:
Isaías: nos habla de un futuro nuevo.
Dios siempre es novedad. El adviento debe ayudarnos a sacudirnos la
mediocridad, la rutina, la falta de visión espiritual. Debe despertarnos el
gusto por Dios, y el gusto por Dios siempre aporta vida a nuestra vida.
Brotará, florecerá, inspirará…
todo será nuevo.
Ponte ante Dios e intenta ver que
necesita ser renovado en tu vida y en oración suplica, acoge, grita.
El evangelio nos invita al
agradecimiento, otras de las grandes dimensiones de la vida a cuidar en este
tiempo de adviento. “te doy gracias Padre… Sí Padre. Todo me lo ha dado el
Padre”. No podemos vivir sin agradecimiento, sin conciencia del don que
se nos da cada día. El adviento es para redescubrir que todo lo que ha hecho
Dos es hermoso. A veces se nos olvida, vivimos sin agradecer, vivimos sin
alegría, vivimos sin dejarnos sorprender por el amor de Dios en cada cosa, en
cada persona, en cada agradecimiento.
Estas son, por tanto dos actitudes a
cuidar en este día desde la Palabra de Dios: la novedad que Dios quiere traer a
nuestra vida, y el agradecimiento con el cual, nada es verdadero.
Feliz adviento.