6 diciembre 2017. Miércoles de la I semana de Adviento – Puntos de oración

Purifico mi oración antes de comenzar, le pido a Dios que haga Él lo que deseo pero soy incapaz de conseguir por mí mismo: “Señor, que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de vuestra divina majestad”.
En la primera lectura, Isaías afirma que Dios aniquilará la muerte para siempre, y enjugará las lágrimas de todos los rostros.
El salmo reza: el Señor es mi pastor, nada me falta.
Y en el Evangelio, Jesús confiesa: Siento compasión de la gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que desfallezcan en el camino. []
A menudo acudimos a la oración a sacar ideas, a perfilar teorías espirituales. Otras veces continuamos con el come-come de nuestros problemas. Hoy la invitación de estos puntos es sencilla: leer con calma, releer, rumiar despacio las lecturas, y dejar que calen en nuestra alma. Sin tratar de idear. Permaneciendo en el Amor.
Ya lo decía Benedicto XVI, al concluir los ejercicios espirituales para la curia romana, el 23 de febrero de 2013, antes del final de su pontificado.
Creer no es otra cosa que,
en la noche del mundo,
tocar la mano de Dios
y así, en el silencio,
escuchar la Palabra,
ver el Amor.
Será mi muerte la que aniquiles, si te dejo entrar en mi vida.
Serán mis lágrimas las que enjugues, si te dejo consolar por Ti.
Serás mi pastor y nada me faltará, si te confío mi presente y mi futuro.
Seré yo quien reciba comida de Ti, si me dejo amar por tu compasión.

Terminar con un coloquio con la Madre, y el examen de la oración.

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