23 abril 2018. Lunes de la IV semana de Pascua – Puntos de oración


“A Dios que concede el hablar y el escuchar le pido hablar de tal manera que el que escucha llegue a ser mejor y escuchar de tal manera que no caiga en la tristeza el que habla”
Hoy Jesús vuelve a sorprendernos en el Evangelio. A primera vista, podría sonar a rechazo a su familia carnal, a sus parientes (ya sabemos que hermanos, en el contexto bíblico, significa los parientes cercanos –primos, quizás-). Pero no hay rechazo, sino una amplitud de miras.
Jesús no se encierra a su hogar, a su familia. No se deja atar por las relaciones humanas, sino que trasciende a todo ello, para universalizar su mensaje: mi familia son los que cumplen la voluntad del Padre. Cristo se ofrece como hermano a todos, no hace una distinción: “estos son los míos, estos no”. Sino que Jesús nos exhorta e invita a entrar a formar parte de su familia si entramos en esa comunión con Dios.
En segundo lugar, podemos echar una mirada a la Virgen: cumple el papel de Madre carnal y también cumple de manera perfecta ese “cumplir la Voluntad del Padre”.
En tercer lugar: celebrar. Celebrar, como David, la cercanía con el Señor, el ser hijos suyos. El que se sabe cercano a Dios, celebra.
Una oración, por tanto, en tres pasos: reconocer la invitación del Señor a formar parte de su familia, mirar a la Virgen para tener una muestra perfecta de lo que nos pide el Señor y celebrar que el Señor, porque ama, llama
Feliz oración, hijo de Dios, hermano de Cristo.

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