“Esta es la buena noticia, que la
55.ª Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones nos anuncia nuevamente con
fuerza: no vivimos inmersos en la casualidad, ni somos arrastrados por una
serie de acontecimientos desordenados, sino que nuestra vida y nuestra
presencia en el mundo son fruto de una vocación divina.
También en estos tiempos inquietos en
que vivimos, el misterio de la Encarnación nos recuerda que Dios siempre nos
sale al encuentro y es el Dios-con-nosotros, que pasa por los caminos a veces
polvorientos de nuestra vida y, conociendo nuestra ardiente nostalgia de amor y
felicidad, nos llama a la alegría. En la diversidad y la especificidad de cada
vocación, personal y eclesial, se necesita escuchar, discernir y vivir esta
palabra que nos llama desde lo alto y que, a la vez que nos permite hacer
fructificar nuestros talentos, nos hace también instrumentos de salvación en el
mundo y nos orienta a la plena felicidad.
…//…
El Señor sigue llamando hoy para que
le sigan. No podemos esperar a ser perfectos para responder con nuestro
generoso «aquí estoy», ni asustarnos de nuestros límites y de nuestros pecados,
sino escuchar su voz con corazón abierto, discernir nuestra misión personal en
la Iglesia y en el mundo, y vivirla en el hoy que Dios nos da. María santísima,
la joven muchacha de periferia que escuchó, acogió y vivió la Palabra de Dios
hecha carne, nos proteja y nos acompañe siempre en nuestro camino.” Francisco
pp.
Estas palabras del mensaje del papa
Francisco para este día nos dan la clave para nuestra oración.
Jesús es el buen pastor, es un pastor
excelente. Su misión se continua mediante la vida de la Iglesia que prolonga la
vida de Cristo. En el conjunto de ministerios y carismas se realiza esa
presencia viva de Jesús. ¿Cómo hago yo presente a Jesús? Él asume mi vida, mi
oración, mi palabra, mis sentimientos y deseos…
Pero seamos conscientes en este día a
la luz de la última exhortación el papa que debemos pedir por la santidad de
toda la Iglesia, de cada bautizado, para que surjan auténticas vocaciones de
especial consagración, al sacerdocio y a la vida consagrada, en la oración y en
las obras de misericordia.